Con el porfirismo la economía mexicana entro en la fase capitalista; sus diferentes áreas de producción fueron incorporadas, en mayor o menor medida, al sistema económico de los países industrializados.
México tuvo que depender de los países desarrollados para integrarse al proceso capitalista de producción.
Dicha dependencia se baso en la inversión de capital y tecnología que los empresarios extranjeros -estadounidenses, ingleses, alemanes y franceses - hicieron en México.
Mas había otro interés que impulsaba a las potencias industrializadas a invertir en países como México, ricos en recursos naturales pero pobres en dinero y tecnología. Ese móvil era de carácter político y obedecía a la competencia imperialista que se daba entre las potencias por el dominio del mundo.
La inversión de capitales y tecnología en México resultaba en provecho de la economía. Si antes no se habían interesado en México, era porque la inestabilidad política del país no garantizaba la seguridad que exigían para sus capitales y las vidas de sus hombres.
La condición de dependencia con la que la economía mexicana entro al sistema capitalista, todas las ramas de la producción que se desarrollaban en el periodo porfirista estuvieron sujetas a las necesidades del mercado externo.
Durante el porfiriato se produjo en México un notable crecimiento económico, una considerable expansión de las vías de comunicación y de los centros urbanos, y una imagen de solidez en el extranjero que el país no había logrado obtener hasta entonces.
En el proceso económico, como en el político, se distinguen dos fases: la primera, iniciada alrededor de 1880 y concluida en 1895, se caracterizo por los esfuerzos gubernamentales tendientes a equilibrar las finanzas, modificando el sistema de impuestos para captar mas ingresos, reduciendo al mismo tiempo los gastos presupuéstales y pudiendo llegar así a un arreglo de la deuda publica interna y externa, y a la solución de la crisis financiera que azotara el país entre 1891 y 1893. Esta primera fase sentó las bases para que en la segunda (1896-1910) se lograra el equilibrio del presupuesto federal y la obtención de superávits por primera vez en la historia de México.
México tuvo que depender de los países desarrollados para integrarse al proceso capitalista de producción.
Dicha dependencia se baso en la inversión de capital y tecnología que los empresarios extranjeros -estadounidenses, ingleses, alemanes y franceses - hicieron en México.
Mas había otro interés que impulsaba a las potencias industrializadas a invertir en países como México, ricos en recursos naturales pero pobres en dinero y tecnología. Ese móvil era de carácter político y obedecía a la competencia imperialista que se daba entre las potencias por el dominio del mundo.
La inversión de capitales y tecnología en México resultaba en provecho de la economía. Si antes no se habían interesado en México, era porque la inestabilidad política del país no garantizaba la seguridad que exigían para sus capitales y las vidas de sus hombres.
La condición de dependencia con la que la economía mexicana entro al sistema capitalista, todas las ramas de la producción que se desarrollaban en el periodo porfirista estuvieron sujetas a las necesidades del mercado externo.
Durante el porfiriato se produjo en México un notable crecimiento económico, una considerable expansión de las vías de comunicación y de los centros urbanos, y una imagen de solidez en el extranjero que el país no había logrado obtener hasta entonces.
En el proceso económico, como en el político, se distinguen dos fases: la primera, iniciada alrededor de 1880 y concluida en 1895, se caracterizo por los esfuerzos gubernamentales tendientes a equilibrar las finanzas, modificando el sistema de impuestos para captar mas ingresos, reduciendo al mismo tiempo los gastos presupuéstales y pudiendo llegar así a un arreglo de la deuda publica interna y externa, y a la solución de la crisis financiera que azotara el país entre 1891 y 1893. Esta primera fase sentó las bases para que en la segunda (1896-1910) se lograra el equilibrio del presupuesto federal y la obtención de superávits por primera vez en la historia de México.
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